No, no me he vuelto loca. No, no estoy en operación biquini. Seguro que pensáis algo así después de ver la receta de
Pak choi salteado con miso y vinagre balsámico y ahora una receta de ¿tallos de brócoli? Pues si. Es que en casa comemos raro, qué vamos a hacerle...
Mi nevera y despensa son una mezcla de salsas (soja, teriyaki, otras salsas japonesas...), jamón del güeno, chorizos, jengibre, pastas asiáticas distintas, verduras extrañas... seguro que más de uno de los que pasáis por aquí me entendéis. Otros seguro que no.
La idea de guardar los tallos del brócoli (si, el troncho verde) para comerlo crudo en ensalada me la dio mi padre. No se si estas ideas se las inventa, le vienen de siempre de cuando mi abuelo tenía la huerta, o es que se dedica a investigar técnicas de nueva cocina. Lo que se es que él aprovecha todo. Es de los que se come las cabezas del pescado, las cosas que llevan mucho tiempo en la nevera... y los tronchos del brócoli.
Y algo se tenía que pegar, claro. La verdad es que cuando lo preparó en casa me gustó mucho. Sólo para amantes de lo verde. Sabor a huerta, suave, crujiente... desde entonces en mi casa no se tira nada del brócoli, y eso que comemos mucho. Mi pinche hasta ahora se niega a probarlo, algún día le picará la curiosidad y ya veréis cómo le gusta.
Normalmente lo preparo con un aliño normal y unos ajitos picados, como la escarola, si acaso con unos tomatitos cherrys. Pero hoy quería darle un toque más especial y enseñaros este aliño de soja y jengibre. Ideal para este tipo de ensaladas de brotes crujientes. Pero suavizado con un poco de aceite está también muy bueno con una ensalada más normal. A esto sí le ha dado el pinche el visto bueno. Está inspirado en una receta del libro La Dieta de los palillos.
Espero que os guste tanto cómo a mi. Porque además más sano no puede ser. Si el brócoli tiene muchísimas propiedades, además de ser ligero y estar cargadito de vitaminas, comiéndolo crudo estoy segura de que todas estas bondades se multiplican por 100, ya que no se pierde nada de nada por el camino.