Hoy os propongo una nueva receta con calabaza. Hay que ver la de formas distintas en las que se puede cocinar esta hortaliza. Y yo que hasta hace un tiempo siempre la había comido en puré...
Esta receta la vi hace mucho en mi libro de recetas de calabaza. Me parecía que tenía que estar buenísima, pero he tardado un montón de tiempo en probarla. Todo un error, porque aunque tenía las expectativas altas... ¡me ha sorprendido lo buena que está!
Muy cremosa, con mucho sabor a queso, dulce pero suave... que rica.
Está estupenda recién hecha, calentita. Pero es que de un día para otro está aún mejor. A temperatura ambiente o templada, riquísima.
La masa que trae la receta está muy buena, pero es un poco rígida: si no se hace en un molde de laterales desmontables creo que se romperá del todo al intentar sacar un trozo. Si tenéis un molde como el mío, al que se le quitan los laterales fácilmente, se puede hacer esta masa, que le da un sabor y una base estupenda. Si no, una masa quebrada normal, incluso comprada ya hecha, de las que vienen enrolladas, quebrada u hojaldre, tiene que quedar muy rica también. Claro que comprado no es lo mismo, pero ahorra trabajo, y a veces es justo lo que necesitamos.
Con las cantidad que indico me salió un molde de 25x10cm y una tartaleta pequeña, sin forrar los bordes. Me gusta mucho el efecto de que no tenga los laterales, queda muy vistoso y aguanta muy bien sin desmontarse.