Aceite de semillas de calabaza

   En alguna receta os he hablado del aceite de semillas de calabaza, Kürbiskernöl, y tenía ganas de mostrároslo. Es un aceite muy común en Austria, que normalmente se utiliza para aliñar las ensaladas. Me encanta. Aporta un sabor tostado, como a fruto seco, que da un sabor estupendo a semillas a cualquier ensalada corriente. 

   Se fabrica en algunas regiones de Austria, Eslovenia, Croacia y Hungría, donde tiene Denominación de Origen protegida, y se elabora prensando pipas de una variedad local de calabaza. 

   Es muy denso y tiene un color oscuro entre marrón oscuro y verde: Cuando lo ves en conjunto es marrón, pero los restos en el plato o cuando está extendido es verde bastante intenso. 

   Nutricionalmente dicen que es muy beneficioso para la próstata y las afecciones de las vías urinarias, además de tener bastantes minerales y vitaminas, pero es el segundo aceite con mayor contenido de colesterol tras el de linaza.

Rabanitos asados con romero

   Bueno, creíais que de pronto mi imaginación había despertado y no tenía límites, ¿no? Pues no, no es así. Durante estos días también he seguido haciendo recetas de algunos blogs, y es que hay cosas tan ricas, ¿Que cómo no hacerlas? Os enseño esta porque llamó mucho mi atención.

   Se trata de rabanitos asados. Yo siempre los había visto crudos, y la verdad es que nunca les había hecho el más mínimo caso. Hasta que vi a Mikel, El Comidista, asarlos. Y me quedé con la curiosidad. Y unos días más tarde, va Juana de Directo al Paladar y hace una versión similar. Pues ya está, tengo que probarlo. 

   No se si mi pinche ha perdido la esperanza es que yo recupere la cordura y me olvide de experimentos. O simplemente ha perdido la cabeza él también. "¿Que hay para cenar?" "Rábanos asados" "Ah, vale". ¿? ¿Dónde quedó el tú estás loca, eso a que sabe, voy pidiendo una pizza...? La cosa es que esperó con paciencia y los atacó como si fueran patatas fritas. Y lo más curioso es que le gustaron tanto como a mí. 

   No es lo más sabroso del mundo, pero es una guarnición distinta, que para acompañar, por ejemplo, a unos solomillos de cerdo, va estupendamente. Un poco dulce, un poco crujiente... bastante sorprendente.

Compota de ruibarbo y fresas con helado de vainilla

   Hace unos meses organicé un concurso de recetas por haber llegado a los 300 seguidores. Sólo fue hace un par de meses, y resulta, que este fin de semana, ¡¡hemos llegado a los 500 seguidores!!

   No se cómo agradeceros que siempre esteis ahí. Cuando he actualizado mucho, y también cuando he tenido esto más abandonado. Sé que tardo en contestar a los comentarios, pero los leo todos, y cada uno me hace mucha ilusión. ¡Así que muchísimas gracias!

   Y hoy, de regalo, un postre. Fácil, no muy dulce, con mucha fruta... como me gustan a mí. Tenía muchas ganas de probar el ruibarbo. Es de esas cosas que ves en los blogs y no sabes donde conseguir... pues mira, en Austria, hasta en la sopa. Bueno, en la sopa no (es cuestión de probar...) pero está en todas partes. Así que para los que tengáis la suerte de encontrarlo y no sepáis cómo prepararlo: una compota de ruibarbo y fresas.

   Es de lo más curioso. Parecen acelgas. Pero en realidad no tiene nada que ver.  Se utiliza para postres y dulces, aunque no es demasiado dulce. De hecho, tiene un punto bastante ácido, como las frambuesas... En crudo sabe (sí, tenía que probarlo) como... ¿A manzana verde? Curioso, la verdad. Luego, lo pones al fuego, empiezas a cocinarlo... ¡y se deshace! Misterioso el ruibarbo este... 

   Eso sí, la compota junto a las fresas, es toda una delicia. Calentita, sobre un poco de helado de vainilla está deliciosa... Y sobre una tostada con un poco de queso crema también.

Sopa fría de yogurt y melón con brochetas de gambas de Lazy Blog

   Nuestro amigo Paco, de Lazy Blog está organizando de nuevo un concurso de recetas. Con lo que me gusta a mi participar en todos los concursos que puedo, y no me da tiempo a nada... Esta vez Paco nos invita, con motivo de su cuarto aniversario, a versionar una de sus recetas y darle nuestro toque personal.

   Que difícil elegir entre todas las fantásticas recetas que tienes, Paco, cómo te gusta ponérnoslo difícil... 

   Al final me he decidido por la sopa cremosa de melón. ¿Porqué? Pues porque me encantan las sopas frías para verano (y las calientes para invierno, claro), y porque se prepara en un momento (y eso me ha venido genial) y porque me apetecía probarla, y se me ocurrió la idea de presentarlo en la misma cáscara del melón, como hago con el granizado de melón hierbabuena. 

   El resultado nos ha gustado mucho. Tal vez sea un poco empalagosa para tomar todo un cuenco, para aquellos que no seáis tan fanáticos de la cuchara como yo, pero me ha parecido fantástica para servir en vasitos de chupito y comenzar con un rico aperitivo una divertida comida de verano.

Barquitos de pimientos rellenos de cuscus

   ¿Os he dicho alguna vez lo mucho que me gusta rellenar verduras? Vale, que si, que me repito mucho, como el otro día con los tomates y el huevo... así que voy rapidito con la receta, no me enrollo.

   Tan sólo deciros que el cuscús, o cous cous también me gusta mucho. Últimamente lo tengo un poco abandonado, ya que un día apareció la quinoa en mi vida y desterré al pobre cuscús. Pero él tiene que saber que tiene un hueco enorme en mi corazoncito, digo... en mi cocina. Lo que más me gusta es que se tarda, exactamente, 5 minutos en prepararlo: 1 minuto para hervir el agua o caldo, 3 minutos para reposar, y 1 minuto más para soltar bien los granos. Y listo.

   En este caso lo utilicé para hacer unas barquitas de pimiento rojo. No sabía muy bien que tal quedaría el sabor del pimiento con el toque morisco del cuscus... pero está muy muy bueno. 

   Y bueno, una vez más el queso feta por ahí infiltrado... ¡pero es que no puedo evitarlo!