En mi casa siempre se han comido las lentejas con chorizo. O sin él, si queremos un plato más ligero, pero con sabor a pimentón, con su patata, puerro... Hace un par de inviernos descubrí otra forma de hacerlas muy distinta, con limón y especias. Desde entonces las preparo así de vez en cuando también.
Pero había oído a mi amiga Laura hablar de las lentejas con calabaza, que es como se preparan en su casa, y tenía muchas ganas de probarlas.
Así que finalmente el otro día le pedí la receta. Y como suelo hacer, acabé preparándolas de una forma diferente a
como me dijo ella. Así soy yo... Ella tritura todas las verduras juntas, salvo las lentejas, y aunque tiene que estar
buenísimo, me parecía más aburrido. A mi me apeteció encontrarme los trocitos de calabaza (que le vamos a hacer si soy una adicta a la calabaza). Además me parece
más vistoso así, con los trozos naranjas.
Tuvimos la duda de si la calabaza sería demasiado dulce, pero la verdad es que para mi gusto estaba
estupenda. Las lentejas tienen ese sabor que combina tan bien con chorizo y panceta como con curry o
especias, y con la calabaza no ha sido distinto. Me ha encantado el contraste. Ya tenemos otra receta de lentejas.
En este caso las he preparado bastante secas, pero si os gustan más caldosas, tan sólo hay que ir ajustando
las cantidades de agua durante la cocción. Un poco más de agua, un hervor, y listo. Los tiempos de cocción
también son variables. A mi me gusta la calabaza muy entera, casi crujiente, pero que ceda al morder. Si os
gusta más deshecha, acortad la primera cocción y alargad la segunda (ver receta): las lentejas necesitarán en total unos
40 minutos, aunque depende mucho del tipo de lenteja.
Espero que os guste esta manera distinta de prepararlas: ligera, fácil, vegetariana, y un buen
plato de cuchara para el frío que, al menos a Austria, ya ha llegado.