Si la semana pasada os traía la recetá básica de masa de croquetas, hoy vamos con un "ejemplo práctico". Siempre he querido escribir algo así, no me digáis que no suena pomposo...
Tonterías aparte, los tigres son una de mis croquetas favoritas, y sin duda una de las tapas preferidas del pinche. Cierto que dan un poco de trabajo, como todas las croquetas, pero están buenísimos. A mi me gustan además con un toque picantito, como casi siempre preparo cualquier receta de mejillones, pero se puede hacer perfectamente sin añadir la pimienta cayena.
Recuerdo que de pequeña no podía ver los mejillones ni en pintura, me parecían blandos y asquerosos. A día de hoy aún, aunque me encanta comerlos, si limpio muchos y los observo durante rato me siguen dando un poco de repelús. Pero están tan ricos que lo olvido rápido... Mi madre alguna vez preparaba tigres, con una receta similar a esta, y así si que me encantaban los mejillones. Es una croqueta que conserva todo el sabor del mejillón, pero que para los más aprensivos, está todo bien picadito y no se encuentra nada.
Están riqusímos. Si no que se lo pregunten a mis alumnos de las clases de cocina: ha sido una de las tapas que más a triufado sin duda. Aunque no sin anécdota... En la clase (y lo mismo cuando he pasado la receta a mis compis de oficina) no terminaban de entender el proceso de rellenar la cáscara del mejillón, empanar y freir. Me preguntaban "¿y luego cómo se come?". Y yo no entendía que yo no les había explicado que se rellena sólo media concha: ellos creían que se rellenaba, se volvían a unir las dos conchas del mejillón y se empanaba... ¡Nos llevó un buen rato entendernos! Ahora sí, una vez bien explicado, les encantaron y no quedó ni uno en la mesa...
El relleno que yo preparo incluye un poco de cebolla, para dar más jugosidad, gambas y salsa de tomate. La combinación está buenísima. El único problema es que queda bastante poco firme. Como formaremos las croquetas dentro de la cascára (recordad: sólo una de las cáscaras, jajaja) no pasa nada, se mantienen muy bien. Si preferís no usar las conchas y formar croquetas normales, deberéis usar una bechamel muy firme, y mejor prescindir de la salsa de tomate.
Para hacer la bechamel, podéis seguir los pasos que detallo más abajo o si queréis un paso a paso más detallado podéis leer el post de la receta básica de croquetas.