Pollo a la cerveza

   Seguramente hoy no os descubro nada nuevo. El pollo a la cerveza es una receta fácil y rápida que yo creo que se hace en todas las casas, en cada una con sus variantes. 

   Pero me he dado cuenta de que nosotros la hacemos mucho y no la tengo puesta en el blog. Es estupenda para llevar en tupper porque se calienta muy bien, y con ella prácticamente se hace sola la comida del siguiente, mientras nosotros preparamos la cena, tan sólo hay que vigilarla un poco.

   También me ha parecido estupenda para actualizar un poco la sección Novatos en la cocina. Son recetas fáciles, para animar a todos aquellos que tienen un poco de respeto por la cocina a que se animen a probar cosas distintas, para el día a día, o para sorprender en un día especial.

   El pollo a la cerveza está tan bueno, que sirve tanto para un tupper de martes como para una comida casera de domingo. Y como decía ayer por Twitter, ¡lo mejor de hacerla es darle un par de tragos a la cervecita!

Ingredientes (para 2 personas):

   - 1 bandeja pequeña de pollo troceado. En este caso, 6 patitas de pollo, pero valen contramuslos, trozos variados... lo que más os guste.

   - 1 pimiento rojo (en este caso yo he usado amarillo)

   - 1 cebolla pequeña

   - 1 zanahoria 

   - 1 lata de cerveza

   - Sal, aceite de oliva, pimienta

Preparación:

   Limpiamos el pollo si tiene exceso de piel, incluso podemos quitársela toda si queremos. Salpimentamos. Limpiamos y picamos las verduras: la cebolla y el pimiento en tiras, la zanahoria en rodajas finas.

   En una cazuela, calentamos un chorrito de aceite y ponemos el pollo. Tan sólo tiene que dorarse ligeramente por fuera, menos de un minuto por cada lado con el aceite caliente será suficiente. Lo retiramos a un plato.

   En la misma cazuela a fuego medio, ponemos las verduras con un poco de sal, y algo más de aceite si vemos que se pega. Cocinamos unos minutos, hasta que la cebolla empiece a transparentar. 

   Entonces añadimos el pollo y mezclamos bien con las verduras. Añadimos la cerveza, un poco menos de la lata (aquí, efectivamente, vienen los dos traguitos que le tenemos que dar... o también podemos abrirnos otra para nosotros, para hacer compañía al pollo). 

   Tapamos y cocinamos a fuego suave unos 7 minutos, dando alguna vuelta para que se haga de manera uniforme.

   Destapamos y subimos un poco el fuego, para que la salsa hierva. Con cuidado de que no se queme, dándole vueltas de vez en cuando, cocinamos unos 10 minutos más. 

   La idea es que la salsa tiene que ir reduciéndose, es decir, engordando al evaporarse el agua. Si vemos que el pollo ya está muy hecho (empieza a despegarse del hueso) y la salsa muy líquida aún, podemos retirarlo a un plato y seguir hirviendo la salsa hasta lograr que sea espesita, el tiempo que necesite.

   Yo normalmente, si es para comer el mismo día, la dejo engordar más que como se ve en la foto: me gusta que sea una salsa gordita. Si es para el día siguiente, al enfriarse y recalentarla engordará algo, así que la dejo más líquida, tal y como se ve en las fotos. En cualquier caso, el sabor es el mismo y dependerá tan sólo de cómo nos guste de espesa. 

   Acompañar de un buen trozo de pan para que no quede ni resto en el plato.