martes, 26 de mayo de 2015

Tigres o croquetas de mejillón


   Si la semana pasada os traía la recetá básica de masa de croquetas, hoy vamos con un "ejemplo práctico". Siempre he querido escribir algo así, no me digáis que no suena pomposo...

   Tonterías aparte, los tigres son una de mis croquetas favoritas, y sin duda una de las tapas preferidas del pinche. Cierto que dan un poco de trabajo, como todas las croquetas, pero están buenísimos. A mi me gustan además con un toque picantito, como casi siempre preparo cualquier receta de mejillones, pero se puede hacer perfectamente sin añadir la pimienta cayena.

   Recuerdo que de pequeña no podía ver los mejillones ni en pintura, me parecían blandos y asquerosos. A día de hoy aún, aunque me encanta comerlos, si limpio muchos y los observo durante rato me siguen dando un poco de repelús. Pero están tan ricos que lo olvido rápido... Mi madre alguna vez preparaba tigres, con una receta similar a esta, y así si que me encantaban los mejillones. Es una croqueta que conserva todo el sabor del mejillón, pero que para los más aprensivos, está todo bien picadito y no se encuentra nada. 

   Están riqusímos. Si no que se lo pregunten a mis alumnos de las clases de cocina: ha sido una de las tapas que más a triufado sin duda. Aunque no sin anécdota... En la clase (y lo mismo cuando he pasado la receta a mis compis de oficina) no terminaban de entender el proceso de rellenar la cáscara del mejillón, empanar y freir. Me preguntaban "¿y luego cómo se come?". Y yo no entendía que yo no les había explicado que se rellena sólo media concha: ellos creían que se rellenaba, se volvían a unir las dos conchas del mejillón y se empanaba... ¡Nos llevó un buen rato entendernos! Ahora sí, una vez bien explicado, les encantaron y no quedó ni uno en la mesa...


   El relleno que yo preparo incluye un poco de cebolla, para dar más jugosidad, gambas y salsa de tomate. La combinación está buenísima. El único problema es que queda bastante poco firme. Como formaremos las croquetas dentro de la cascára (recordad: sólo una de las cáscaras, jajaja) no pasa nada, se mantienen muy bien. Si preferís no usar las conchas y formar croquetas normales, deberéis usar una bechamel muy firme, y mejor prescindir de la salsa de tomate. 

   Para hacer la bechamel, podéis seguir los pasos que detallo más abajo o si queréis un paso a paso más detallado podéis leer el post de la receta básica de croquetas

   Ingredientes: 
   Para el relleno:
   - 1/2 kg de mejillones con cáscara
   - 100g de langostinos o gambas pelados
   - 1/2 cebolla
   - 1 cayena pequeña (opcional)
   - 2 cucharadas de salsa de tomate
   - Aceite de oliva
   - Sal

   Para la bechamel:
   - 60g de harina
   - 250ml de leche
   - 25g de mantequilla
   - 15g de aceite de oliva
   - Sal

   Para empanar:
   - Harina
   - 1-2 huevos
   - Pan rallado
   - Aceite


   Como preparar los mejillones tigres: 
   El primer paso es limpiar los mejillones. Para ello, con un cuchillo liso, frotamos la superficie de las conchas hasta quitar las impurezas y tiramos con fuerza de las barbas para arrancarlas. Limpiamos bajo en chorro de agua fría y los colocamos en una cazuela ancha y baja. En el fondo de la cazuela ponemos un poco de agua, como 1cm más o menos, y la colocamos al fuego fuerte durante unos 5 minutos, hasta que los mejillones se hayan abierto. 

   Los que se vayan abriendo, los retiramos de la cazuela y los reservamos en un plato. Si alguno no se abre pasado un rato, será que estaba muerto, lo desechamos. Yo aquí en Austria utilizo mejillones cocidos, vienen envasados con su cáscara, así que me puedo saltar este proceso. Pero claro, el sabor tampoco tiene nada que ver con unos buenos mejillones frescos...

   Sacamos la carne del mejillón y seleccionamos las cáscarás más uniformes y sin impurezas, que sean grandes y bonitas. Necesitaremos algo más de la mitad de ellas, aunque siempre es mejor guardar de más y tirarlas más tarde que quedarnos cortos; desechamos las demás. 

   Las lavamos con agua y jabón (ya que irán a la boca, y muchas veces se mordisquea también su rebozado) y las dejamos escurrir. 

   En una sartén grande, ponemos a pochar la cebolla muy picadita, con un poco de aceite, una pizca de sal y la cayena desmenuzada. 

   Mientras tanto, picamos muy pequeños los langostinos y los mejillones por separado. A mi me gusta hacerlo con la picadora, sin que se hagan puré, pero para que quede muy troceado. Dependiendo de si os gusta encontrar trozos más grandes o más pequeños, podeis picar al gusto. 

   Cuando la cebolla empiece a transparentar, añadimos los langostinos picados y sofreímos todo junto 1 minuto. Después añadimos los mejillones y cocinamos otro minuto más. Debe quedar seco: si ha soltado algo de agua, dejamos cocinar un poco hasta que se evapore o escurrimos el relleno. 

   Por último, añadimos una pizca de sal y la salsa de tomate, mezclamos bien y retiramos del fuego. 

   Para hacer la bechamel, ponemos el aceite de oliva con la mantequilla en un cazo y cuando esté caliente, añadimos la harina. Con ayuda de unas varillas, le damos vueltas para que se cocine y pierda sabor, durante un minuto por lo menos. Entonces incorporamos un poco de la leche templada y removemos con energía hasta que se absorba, haciéndose una especie de bola. Añadimos ahora otro poco de leche y seguimos mezclando de nuevo hasta que se absorba. Repetimos este proceso con toda la leche, incorporándola poco a poco hasta completar toda la cantidad. 

    Sin retirar del fuego suave, vamos removiendo sin parar, hasta que vaya engordando y empiece a separarse de las paredes. Es mejor que nos quede una bechamel bien firme, ya que el relleno es bastante líquido y además mucha cantidad. 

   Salamos y la incorporamos la bechamel al relleno de los mejillones. Mezclamos bien y lo dejamos templar unos minutos, para que sea más fácil de manejar. Dejamos enfriar 1 hora más o menos. 


    Con ayuda de una cucharilla vamos rellenando las conchas con la masa de las croquetas. Tienen que quedar bien rellenas, saliendo un poco por arriba. 

    Dejamos reposar unas 2 horas por lo menos en la nevera, para que se endurezcan bien. 

    Una vez fría la bechamel, rebozamos nuestros tigres. Los pasamos por harina, huevo batido y pan rallado (por ambas caras, también el lado de la cáscara) y los freímos de pocos en pocos en abundante aceite bien caliente hasta que se doren por ambos lados. 

   Dejamos escurrir sobre un papel de cocina unos minutos.


   Otras recetas con mejillones:





5 comentarios:

  1. Pocas tapitas nos gustan más que esta... una delicia!!
    Un saludo de las chicas de Cocinando con Las Chachas

    ResponderEliminar
  2. Es que están taaaaaan ricos! Lo malo el trabajo que dan. Cómo los prepararáis vosotras?
    Un beso!

    ResponderEliminar
  3. En casa nos encantan!!!! Lo único malo que tiene. es que dan mucha faena. Pero cuando te los comes ya no te acuerdas! Un besooo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si, si que dan faena. Pero están tan ricos que ciertamente compensa...
      Un beso!

      Eliminar
  4. Como buena gallega me encantan los mejillones, pero sin duda, esta receta es mucho más original y tiene una pinta estupenda. Me encantan las fotos y como explicas los detalles. Yo acabo de hacer un blog y comparado contigo soy una novata, pero te lo dejo por si quieres echarle un vistazo o darme algún consejillo.

    https://justfoodlovers.wordpress.com/

    ResponderEliminar

Related Posts with Thumbnails
 

Anita Cocinitas Template by Ipietoon Cute Blog Design