Los albaricoques no son mi fruta favorita, pero la verdad es que desde que estoy en Austria me gustan mucho más. Aquí es casi la fruta nacional: cuando llega el verano los puestos del mercado se llenan de ellos, los escaparates de las pastelerías de Marillenkuchen... y la verdad es que están buenísimos.
Por otro lado está la compota de manzana. Aquí la venden en bote, tipo puré, no muy dulce, me encanta. Siempre tengo un bote en casa, y con una pizca de canela tienes el postre solucionado en un segundo. Aunque a la hora del postre suelo tomar fruta fresca, las raras veces que me apetece otro tipo de postre, un "Apfelmus" siempre me viene bien.
Y de la combinación de estos dos sabores, hemos descubierto la compota de manzana y albaricoque. "Apfel-marillenmus" le hemos llamado en casa. Fácil de preparar, de temporada, un postre ligero, y si hacemos una buena cantidad, se puede guardar al vacío para poder tener una pequeña reserva en otro momento.
Recién hecha está muy rica, templadita. Pero reposada y fresca de la nevera, con los sabores más asentados, está aún mejor.
Yo le pongo muy poco azúcar, porque me encanta así, con ese toque ácido. Por supuesto, podéis añadirle más si os gusta más dulce. El toque de canela por encima le va muy bien también, aunque enmascara un poco el sabor del albaricoque.