Dice mi libro de sopas que esta es una sopa mexicana. La verdad es que no creo que tenga mucho de ese país, cuya gastronomía, gente, paisajes, cultura... me encanta y estoy deseando conocer. Lo mismo resulta que sí, que está inspirada en alguna receta tradicional. ¿Alguien me ayuda?
Pero supongo que el nombre se lo han puesto por la mezcla de sabores, de ingredientes, por el punto picante, por el chocolate... Si, si, has leído bien, chocolate. Amargo, y muy poquito, pero le añade un punto más de intensidad a la sopa, que está buenísima.
Y es que esta es una sopa para resucitar. De plato único. De ponerse las botas. De disfrutarla en buena compañía cuando hace mucho frío fuera. O en soledad, en calma.
Hay gente que dice que cuando está sola no cocina. Que con cualquier cosa se apaña. ¿Vosotros? Yo tengo mis días. Hay veces que me hago cualquier cosa (una ensalada gigante que me encanta). Pero otras veces me doy un capricho de algo que a mi pinche no le guste. O me pongo a cocinar para mi. No me gusta estar sola, y prepararme algo rico me entretiene y me levanta el ánimo. Esta sopa es una buena candidata...
Sea como sea, mejicana o no, sola o en compañía, probadla. Un poco laboriosa, pero riquísima...