Risotto de tomates secos

   Me encantan los risottos. El arroz en general no es mi fuerte en la cocina, pero con los risottos he descubierto un mundo que me tiene enganchada. Con lo que se te ocurra, cocinando a fuego lento, a poder ser disfrutando de un vaso de vino. Además, como hay que prepararlo y comerlo al momento, es una comida (en mi caso) de fin de semana. De olvidarse de las prisas y relajarse media hora (no hace falta más) en la cocina.

   Y además tiene truco... siguiendo unos pocos pasos básicos, los risottos siempre salen bien. 

   - Los ingredientes que haya que cocinar antes, como pochar cebolla, al principio

   - Añadir el arroz de risotto, y sofreirlo. Sí, es más caro, pero con un paquete de 3€ salen 6 raciones... ¿eso es caro?

   - Un poco de vino blanco, y que evapore

   - Ir añadiendo poco a poco el caldo (mucho mejor si es casero) que tiene que estar caliente y no despistarse ni dejar que esté un rato sin remover.

   - A media cocción podemos añadir el resto de los ingredientes

   - Cuando esté casi en su punto, un puñado de queso parmesano rallado

   - Dejar reposar unos minutos

   Y haciendo esto, triunfamos, seguro. A partir de ahí, imaginación al poder. Puede ser risotto de espárragos trigueros y parmesano, de calabaza, de gambas y salmón ahumado... o este risotto de tomates secos que improvisamos el otro día y que salió para chuparse los dedos.

   El color no es que sea muy llamativo, pero el sabor es intenso y riquísimo. Sólo para amantes del tomate y del queso... si lo sois no os lo podéis perder.

Ingredientes (para 2 personas):

   - 175-200g de arroz arborio (o arroz especial de risotto)

   - 10 tomates secos o en aceite

   - 1/2 vaso de vino blanco

   - 1 litro de caldo de verduras (o de pollo, pero que sea suave)

   - 1 cebolla pequeña

   - 3 cucharadas de queso parmesano recién rallado

   - Algo más de parmesano para decorar

   - Sal, aceite de oliva virgen, mantequilla (opcional)

Cómo preparar el risotto de tomates secos:

   Ponemos el caldo a calentar. Tenemos que mantenerlo casi a punto de hervir durante todo el rato. Opcionalmente, ya que abrimos la botella de vino, nos servimos una copita, ponemos algo de música, y que vayan surgiendo los aromas en la cocina...

   Si los tomates son secos (a mi me gustan más) los ponemos a hidratar unos 10 minutos en agua tibia.

   Picamos la cebolla en cachitos y la ponemos a pochar a fuego lento en la cazuela ancha en la que haremos el risotto, con un hilo de aceite y una pizca de sal.

   Cuando empiece a estar transparente, podemos incorporar una cucharadita de mantequilla, o un poco más de aceite, y añadimos el arroz. Sofreímos a fuego suave un par de minutos.

   Incorporamos el vino y sin subir el fuego, removemos suave hasta que casi quede seco de nuevo. Entonces vamos añadiendo el caldo. Siempre un cazo de caldo caliente, y removemos a fuego suave hasta que se quede casi seco, durante toda la cocción (unos 20 minutos). Si tenemos el fuego muy fuerte, el caldo se evaporará antes de que se haga el arroz. Si pasa esto, se puede seguir con agua (siempre caliente, para no parar la cocción del arroz) pero lo ideal es que el fuego esté suave. 

   Cuando llevemos unos 5 minutos de este proceso de añadir caldo y remover, escurrimos bien los tomates de agua o aceite, los picamos con unas tijeras y los añadimos al arroz. Probamos de sal. Dependiendo de la sal que tuviera el caldo hará falta añadir más o no.

   Cuando hayan pasado casi 20 minutos, el arroz estará casi en su punto (lo sabremos probándolo). Sin que llegue a quedarse seco del todo, retiramos del fuego, añadimos el queso rallado y removemos para que se funda.

   Tapamos, dejamos reposar un par de minutos y servimos adornado con un poco más de queso rallado.