miércoles, 21 de agosto de 2013

Compota de manzana y albaricoque


   Los albaricoques no son mi fruta favorita, pero la verdad es que desde que estoy en Austria me gustan mucho más. Aquí es casi la fruta nacional: cuando llega el verano los puestos del mercado se llenan de ellos, los escaparates de las pastelerías de Marillenkuchen... y la verdad es que están buenísimos. 

   Por otro lado está la compota de manzana. Aquí la venden en bote, tipo puré, no muy dulce, me encanta. Siempre tengo un bote en casa, y con una pizca de canela tienes el postre solucionado en un segundo. Aunque a la hora del postre suelo tomar fruta fresca, las raras veces que me apetece otro tipo de postre, un "Apfelmus" siempre me viene bien. 


   Y de la combinación de estos dos sabores, hemos descubierto la compota de manzana y albaricoque. "Apfel-marillenmus" le hemos llamado en casa. Fácil de preparar, de temporada, un postre ligero, y si hacemos una buena cantidad, se puede guardar al vacío para poder tener una pequeña reserva en otro momento. 

   Recién hecha está muy rica, templadita. Pero reposada y fresca de la nevera, con los sabores más asentados, está aún mejor. Yo le pongo muy poco azúcar, porque me encanta así, con ese toque ácido. Por supuesto, podéis añadirle más si os gusta más dulce. El toque de canela por encima le va muy bien también, aunque enmascara un poco el sabor del albaricoque. 

miércoles, 7 de agosto de 2013

Mejillones Sagakani. Receta griega de mejillones con tomate y queso Feta



   Últimamente cocino muy poquito. No es que tenga el blog abandonado, es que en realidad casi no piso mi cocina. Muchas ensaladas, cosas a la plancha, y si preparo algo más elaborado suele ser una receta que ya conozco y que me apetece preparar... Además aprovechando el verano casi no paramos por casa los fines de semana. Por eso casi no publico nada nuevo desde hace tiempo. 

   Pero el otro día, recordando el último viaje que hicimos, ya casi un año, a Grecia, me acordé de estos mejillones Saganaki, que están tan ricos y son tan fáciles de hacer, que me apetecieron mucho. Creo que nosotros los probamos en Kalambaka, el pueblo donde dormimos para visitar los monasterios de Meteora. ¡Que bien cenamos esa noche! recuerdo que queríamos probarlo todo, y todo nos encantaba... 

   Así que aquí los tenéis. No se si la receta se parece o no a la forma tradicional de prepararlos en Grecia, pero esta es mi versión. Rica, fácil, y aunque no sea el mejor momento para comer mejillones, resulta estupenda para una cena de verano, ya que se puede servir templado, y es ideal para compartir. 


   El queso Feta que encontramos por aquí no suele parecerse mucho al original normalmente. En Austria suelo encontrar buenos productos griegos, porque son unos apasionados de su cocina (como para no serlo, que rico todo...). Pero en cualquier caso, merece la pena pagar un poco más por un queso más auténtico, que se deshaga al calentarse, con ese sabor ácido tan característico. 

   A mi me gusta mezclar el queso con el tomate, para que se deshaga en caliente y se mezclen los sabores. Pero queda con una presentación estupenda si en vez de mezclarlo, desmigáis el queso con los dedos sobre el tomate, una vez colocado en la fuente. ¡Que los disfrutéis! 
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